Hubo una época en que la pequeña Menorca fue uno de los territorios más deseados por las potencias europeas. Estratégicamente ubicada en el mar Mediterráneo, en el trayecto de las principales rutas comerciales, y con uno de los puertos naturales más grandes del mundo. En el siglo XVIII, la actividad militar y del comercio hicieron del puerto de Mahón uno de los más activos del Mediterráneo. Resultaba imprescindible defenderlo, por lo que se construyeron varias fortalezas, algunas de las cuales se pueden visitar.
Una de las más impresionantes es el fuerte de Marlborough. Casi mimetizado en el paisaje, gran parte de la fortificación está excavada en la roca. Un montaje expositivo nos invita a hacer un viaje en el tiempo y sugiere la vida en el fuerte, los asedios que padeció y la historia de Menorca y de Europa en el siglo XVIII. A través de visitas guiadas o libres, se visitan las galerías subterráneas, las contraminas, el foso, y el recinto superior donde se alojaba la artillería.
Cala Sant Esteve, Es Castell, Islas Baleares, España